A la hora de desarrollar cualquier proyecto web los clientes suelen preocuparse bastante de la posición que su página web ocupará en las búsquedas en Google y otros buscadores. Y dicha preocupación es lógica, dado que la utilidad de una página web baja muchos enteros si nadie es capaz de encontrarla. Sin embargo, por mucho que algunos expertos se empeñen en lo contrario, el posicionamiento de una web en Google no es una ciencia exacta. De hecho, a lo largo de los años, Google ha cambiado sus criterios de clasificación, siendo esta política de cambios la verdadera causa de su éxito.
¿Por qué la mayoría de usuarios utiliza Google como su buscador por defecto? La respuesta es sencilla: Google es el mejor resolviendo problemas. Cuando alguien escribe en cualquier buscador unas palabras lo hace porque tiene una necesidad que necesita cubrir. Por ejemplo, si escribimos "Restaurante Chino Barcelona" está claro que tenemos hambre, queremos comer comida china y estamos en la Ciudad Condal. Y en darnos las mejores opciones para resolver necesidades, sean tan sencillas como ésta u otras más complejas, Google es el maestro.
Luego, si somos los propietarios de una empresa lo primero debemos tener claro es qué problemas o necesidades son las que tienen nuestros potenciales clientes. Y el diseño de nuestra página web debe enfocarse a ofrecer opciones para resolver dichas necesidades. Si lo hacemos así, le gustaremos a Google. Y en pos de conseguir este objetivo es importante tener en cuenta tres aspectos estrechamente relacionados.
El primero de ellos es el diseño de nuestra página web. Hay determinados aspectos que hay que tener en cuenta, tanto en la parte de la web "que se ve" como en la "la que no se ve". Pero la base fundamental es crear un diseño "amigable" para que Google sea capaz de leer sus contenidos. Y quisiera poner énfasis en la palabra "Leer". Aunque nuestra página cuente con espectaculares animaciones en flash que expliquen nuestra actividad de forma precisa y espectacular, dicho espectáculo pasará desapercibido para el buscador. A Google le gusta el texto. Así de simple. Y ello nos lleva al siguiente punto a tener en cuenta: el contenido.
Toda página web debe incluir textos relacionados con nuestra actividad y que puedan ser de interés para nuestros futuros clientes. Google leerá dichos textos y podrá ofrecer nuestra web como resultado, cuando alguien realice búsquedas relacionadas con la actividad que llevamos a cabo. Eso sí, los contenidos deben ser originales (nada de copiarlos de otras páginas web, ello nos perjudicaría) y las actualizaciones frecuentes. Un buen blog de empresa puede cubrir todas nuestras necesidades en este campo.
¿Y que ocurrirá si nuestros contenidos son realmente de interés? Pues que otros portales colocarán enlaces a nuestra página para permitir que sus visitantes puedan acceder a la información que hayamos publicado. Y este es el tercer aspecto a tener en cuenta: cuantas y cuáles son las paginas web que nos enlazan. Si nuestra web es muy enlazada, Google supone que los contenidos son interesantes. Si, además, las páginas que nos enlazan son importantes para Google, los resultados serán aún mejores.
En resumen, un diseño amigable para los buscadores y contenidos frescos y de calidad son la clave para un buen posicionamiento. Otros aspectos, como la elección de palabras clave, tan importante en el pasado, ocupan ahora un lugar secundario. Al fin y al cabo, una lista de palabras puede falsearse para incluir términos que nada tienen que ver con los contenidos de una web, pero los contenidos en sí mismos son mucho más difíciles de manipular. Y es que la página con el mejor diseño imaginable no vale de nada si sus contenidos no resuelven las dudas, inquietudes o problemas de alguien.